sábado, 20 de junio de 2009

El “Don”

Por: Luisa Fernanda.


Camagüey es cuna de hombres, de esos, que nunca llegaron a pensar, que un día tendrían un lugar especial en el corazón de una afición que escogió la pelota como deporte sagrado.

Me fui en busca de uno de ellos hasta su casa del Reparto Vista Hermosa en nuestra ciudad. Con la amabilidad que lo caracteriza me recibe y ni corta ni perezosa le hablo de mis intensiones de develar su vida dedicada al beisbol. La respuesta fue un sí, acompañada de una sonrisa de satisfacción.

Comienzo tomando datos: Miguel Cuevas Piedra y al instante le escucho decir. Sol, lo miro y me reitera, Sol Miguel Cuevas Piedra; nadie me conoce por ese nombre, entonces escribo su nombre completo y el continúa.
Nací el 24 de febrero del año 1935, en la Colonia de caña Carrión a la orilla de Aguilar, antiguamente Santa Cruz del Sur.

Empecé a jugar pelota siendo un chiquito de nueve o diez años en el central Agramonte, Florida, porque mis padres se habían mudado para allí cuando tenía siete.

Se negaron a que yo jugara, pero yo insistí y practicaba con el bate hecho por los muchachos y mi pelota de resina de mata de caucho.

Un día jugando a batear bolones de hierro golpeé a mi padre con uno y desde entonces se convirtió en una agonía el poder jugar pelota.

Cuando tenía 11 años existía una organización llamada Cubanitos y mi hermana me hizo un uniforme con el No 1 en la espalda y me lo ponía hasta para dormir.

Mi hermano Aramís me condujo en los juegos de placer, pues el organizaba equipos y aunque era pequeño jugaba en distintos lugares.

Así fueron mis primeros pasos en este deporte que se convirtió en mi pasión.
En el año 53 yo fungía como cargabates de un equipo y aprendí a jugar como quécher.
En el 54 juego mi primer campeonato organizado celebrado en Camagüey con el equipo Florida juvenil.

Año 55 con el equipo Ignacio Agramonte empiezo a despuntar pues el cácher regular se enferma.
Terminado el campeonato, en ese año me contratan en Camagüey, pero había grandes dificultades monetarias para celebrar los juegos.

Desprecio un contrato que se me ofreció para jugar en Méjico y me embullan para viajar y jugar en Mayarí a finales del 55. Otra propuesta me lleva a Nicaro, lugar en el que estuve poco tiempo porque me contratan para jugar en el Central Preston, hoy Guatemala, en el año 56. El matrimonio me mantuvo por allá y juego en el 57 en la Liga Amateur de Pedro Betancourt en el Central España.

Regreso a Preston en el año 1958, juego y colaboro con el Ejército Rebelde.
En el año 59 tuve idea de ir a La Habana pero finalmente me quedo en Agramonte por causa de una lesión.

Llega el triunfo revolucionario y comienzo a jugar el béisbol amateurs en nuestras Series Nacionales, auspiciadas por la Dirección General de Deportes (DGD).

La primera se celebró en Santiago de Cuba en 1962 con la participación de seis equipos, que correspondían a la anterior división político-administrativa del país.

Participo ese año en la preparación del seleccionado para el mundial de Costa Rica del año, pero no hago el equipo.

Juego por Santi Espíritus por vivir en la provincia de Ciego de Ávila con el béisbol azucarero.

En el 62 soy llamado a la preselección para los Centroamericanos de Kingston Jamaica.

En el 63 participo en los IV Juegos Panamericanos en Sao Paulo Brasil e implanto el record de tres jonrones conectados en un juego, en un evento internacional.

En el año 64 juego por Ciego de Ávila.

Integro el Granjeros de Camagüey en el 65 y hago el equipo Cuba aunque no participo en el evento mundial, juego en Indonesia.

Al siguiente año juego igualmente con Granjeros y con el equipo Nacional voy a Puerto Rico.
Juego la Serie Nacional otra vez en el año 1967 y participo en los Panamericanos de Winnipeg Canadá.

En el 1974 dije adiós al deporte activo.

Detrás de esta cronología a punta de una clara memoria me ofrece datos aislados pero que también hablan de su vida en el deporte.

Desde el 63 trabajé en el INDER entrenando muchachos en un terreno que hice y de paso entrenaba yo también, allá en Ciego de Ávila.

Por los años cincuenta boxeo antes de jugar pelota, cuando fui a La Habana por razones de trabajo.

Sigue nuestra amena charla y mi curiosidad aumenta porque estos hombres que pueden parecer maquinas de batear y fildear no lo son, hay un gran cúmulo de humanismo en ellos, defectos y virtudes que siempre me interesan resaltar.

Pero Cuevas me dice no haber pensado nunca en cual puede ser su mayor virtud, sin embargo, sabe que su defecto es que debe dar más en su trabajo.

Mientras respondía sobre su defecto ya ha ido pensando en su virtud y me dice: ahora creo que es la de haber criado diez hijos con una sola mujer y tengo otra, la de ser revolucionario y comunista.

Ante el tema de lo más importante de su carrera me pide que lo escriba en el mismo orden en que lo va a relatar.

-Obtener el Carnet de Militante del Partido que me fue entregado en un juego públicamente y ese día me pidieron un jonrón y lo di.

-Cuando Fidel me otorgó un Diploma el día de mi retiro.

-El jonrón de Puerto Rico en el año 65.

Para hablar del momento más difícil solo piensa en uno: el día en que me retiré. Lo sentí, pero sabía que era oportuno, que había que darle paso a la juventud.

El juego más importante de su vida considera que fue en el año 65 frente a México en Puerto Rico perdiendo por dos carreras en el 8vo episodio con dos outs, un juego que de perderse no habría medalla para Cuba, Pedro Chávez le dice que se va a embazar y que él tenía que dar un jonrón y lo dio y felizmente ganaron.

No podía marcharme sin la pregunta.

¿Por qué “Don”?

Te puedo decir dos sobrenombres que me han puesto, el primero y que yo acepte, fue el de “Tambor Mayor”. Era un hombre que tenía cinco tambores y tocaba el mayor de ellos cuando yo bateaba, cuando los difuntos narradores Eddy Martin y Salamanca le preguntaron les respondió: Porque Cuevas es el Tambor Mayor.

El Don se me puso por algo que no me gusta decir, en la pelota fui siempre modesto y honesto, nunca me botaron de un juego, ni proteste una jugada y resolví muchas situaciones difíciles del juego.

¿Qué es un Don? me pregunta y el mismo responde: Un hombre acaudalado o afamado, no soy ninguna de esas dos cosas pero pienso que por lo que logre con mi béisbol me lo pusieron.
Y usted es un Don del beisbol cubano, tiene millones de aficionados que le admiran, respetan y recuerdan con cariño y también fama de ser como ojalá fueran todos los peloteros. Le dije y después del café costumbre también de los cubanos me marché más que satisfecha.
Por: Luisa Fernanda.

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