sábado, 27 de junio de 2009

La mejor de su tiempo

Por: Luisa Fernanda

Nery Mc.Keen pasó a la historia por su voluntad y entrega infinitas, como premio: atesora sus medallas, trofeos, y el reconocimiento del respetable.

Inició su quehacer deportivo en Camagüey el 28 de diciembre de 1970 con el destacado fondista Rolando Pichardo Jeréz como entrenador y su querida Felicia Sed era la auxiliar.

Fue captada en la escuelita primaria Ernesto Lucas en la que estudiaba y sus prometedoras condiciones la hicieron merecedora de escalar al alto rendimiento en la Escuela de Iniciación Deportiva Escolar (EIDE), etapa que reconoce como muy bonita por la cercanía de sus compañeras que la alentaron a amar el deporte y en especial el atletismo.

Los 800 metros lisos fue su primer evento en esta disciplina y en el año 1974 en el Juan Abrantes realiza su primera carrera compartiendo pista con otra extraordinaria fondista, Aurelia Pentón, ubicándose en un cuarto lugar nacional.

En ese mismo año participa en el certamen Esperanza Olímpica, que organizaban los otrora países socialistas y esa edición, tuvo por sede a Alemania. Gana el broce con crono de 2.07.64 lo que la marcó como la primera mujer en lograrlo en este tipo de eventos y la tercera en Cuba de todos los tiempos, con tal resultado llega a la ansiada preselección cubana del Deporte Rey.

De una larga historia de entrega y sacrificios sin límites se puede hablar a partir de este momento, significando siempre, que el empeño la llevó a conquistar en cada evento en los tomó parte una medalla, otorgándole el mérito de mejor atleta en efectividad del atletismo cubano hasta su retiro en 1987.

Su primera gran competencia fue en los XIII Juegos Centroamericanos y del Caribe en Medellín-Colombia año 1978, allí obtuvo bronce (2:04,5) acompañando en el podio a Aurelia Pentón, ganadora del oro (2:01,4).

Desde entonces en cada evento al que asistió se suma a los relevos 4 x 400 y se recoge en los libros del atletismo desde el año 1977 hasta su retiro como integrante de los relevos largos femeninos con records implantados para la competencia y para el país.

Comienza en el 1983 a incursionar en los 1500 metros, fue la primera mujer en bajar de los 4.20 en esta modalidad que hasta la fecha había sido una barrera para nuestras exponentes, hizo varias carreras por debajo de este tiempo con record nacional (4:17,18), por espacio de 14 años.

En los Juegos Panamericanos Caracas-Venezuela de 1983 se impone en los 800 (2:02,20), lo que nunca antes se había logrado a ese nivel para las criollas y así se rompe la primacía que históricamente habían mantenido las americanas y canadienses.

Una hazaña que la subrayó en el recuerdo de la afición fue la gran final de los 800 metros en los Centroamericanos de La Habana-Cuba 1982 pues ganó contra todos los pronósticos retener la medalla de oro para nuestro país, esta vez en escenario propio, dándole a Cuba un importante resultado para lides de esta categoría.

En una final electrizante Nery se llevó el oro (2:02,22), y no defraudó a Amarilis Hernández Mora quien desde hacía 10 años era su entrenadora personal, y que así lo esperaba.

Fue un regalo para su Comandante en Jefe Fidel que estaba en el graderío presenciando la competencia y para su público que le reclamaba un gran esfuerzo, pues venía en posición desventajosa en los últimos 100 metros de la carrera, ubicada en el tercer lugar, pero sacó el extra de los campeones y consiguió, en un spring para recordar, su medalla dorada.

Cada día de competencia se convertía en el más feliz de su vida, no le temía a nadie, siempre tuvo un pre- arranque positivo demostrándolo en muchos de los eventos en los que participó pues atletas de renombre nacional, incluso medallistas olímpicas, quedaron por detrás en los cronos.
Le hubiera gustado en estos diez años de fructífera carrera haber participado en una Olimpiada, nunca pudo llegar por decisiones que considera justas, pero que la privaron del máximo sueño de un deportista.
En el 87 se retira, fue un año difícil marcado por las lesiones y decidió decir adiós con vigencia en el recuerdo de quienes siguieron su carrera deportiva, una despedida en grande sin esperar a desgastar su imagen de corredora estelar.

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